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viernes, 12 de agosto de 2011

ELBIO RUBEN LEZCHIK

Elbio Rubén Lezchik, socio de la S.A.D.E. Filial Villa María. Nació en Rosario y hace quince años que reside en la ciudad de Villa María.
Diplomado en Gestión Gerencial en el I.C.D.A  de la Universidad Católica de Córdoba.
Cursa actualmente estudios universitarios.
PUBLICAMOS HOY DOS DE SUS OBRAS


MI SUEGRO

Hombre de campo, ese es mi suegro.
Pero no de campo como se los pinta en los poemas del folclor argentino,
O del cual se dice: dale, engañale que es del campo.
No.
Sino hombre de valores,
Hombre de palabra,
Hombre de trabajo,
Hombre de amigos.
En su Theobal natal, la tierra de los surcos llenó sus pies.
Allí aprendió otro idioma aparte del de su casa.
Aprendió el cultivo de la papa,
El maíz y los forrajes.
A jugar a la payana,
A vivir en campos ajenos
Y dormir en catres prestados.
Compitió para ver quién hacía los surcos más derechos.
Soportó las plagas y el granizo.
Creció.
Dominó los caballos abriendo la tierra con el arado a mansera.
La helada cuarteó su piel.
La primaria fugaz,
Las rodillas desnudas de su adolescencia,
Las responsabilidades de hijo, hermano y varón
Lo apuraron hacia la vida, esta vida.
Hijo de inmigrantes, supo mezclar sus raíces paternas
Con lo argentino.
Las historias de una tierra que nunca conoció
Con las de chacras, boliches y aparceros.
En su pecho se guardan todos los recuerdos:
El servicio militar,
Servicio donde decidió aprender a amar a la Argentina
Haciendo honor a la fecha de su nacimiento,
El día de la patria.
         Bombas argentinas matando argentinos en una plaza tomada,
         El sonido de la sirena para ver salir a su amada.
         Los pinos plantados junto a su descendencia.
         La mesa larga
De su querencia.
Suegro, mi querido suegro,
De tu sangre tengo a mi amada,
De tu misma sangre, mi manada.

AMANECER

Está oscuro, siempre está oscuro.
-¿Dónde están mis zapatos? -dice tanteando el piso debajo de la cama- Aquí están, bien. Estos niños pasan pateando todo -murmura por lo bajo.
-¿Pasa algo? -pregunta su esposa.
-No mi amor, todo está bien. Descansa un rato más. -Está oscuro. ¿Acaso nunca acabará esta situación?, piensa.
Toma su ropa y se viste. No tiene inconvenientes pues siempre la dispone en el mismo lugar.
Camina.
Uno, dos. Un poco a la derecha. Uno, dos. A la izquierda. Oye la respiración tranquila de sus hijos. Todo bien. Uno, dos, tres, cuatro. El agua que cae dentro del depósito del inodoro le indica el baño. Entra.
Frente a un inútil espejo que no le devuelve ninguna imagen se lava el rostro y se lo imagina. Tampoco hay reflejo alguno en el agua. Las gotas que caen de su barba no hacen círculos concéntricos. Todo es estático.
A su izquierda está la toalla. La toma, se seca la cara y la coloca prolijamente en su lugar.
Peina sus cabellos hacia atrás, es más fácil. Siempre se imagina su peinado. Sus cabellos son rubios, o castaños, o negros. ¿Tal vez pelirrojo? Hoy tiene ganas de que sean castaños.
-¿Cómo es el color castaño? –dice- De niño me decían que mis cabellos eran muy rubios, como el trigo maduro.
No desayuna, no porque no sepa prepararlo, sino que tiene miedo. Una vez golpeó el sartén con aceite caliente y estuvo a punto de incendiar el apartamento donde vivían en el block central del condominio estatal.
Toma su bastón de aluminio blanco. No usa perro lazarillo porque lo domina a la perfección. Para salir de su casa baja las cuatro escaleras, es claustrófobo, no usa el ascensor, y pisa la vereda. Sigue oscuro, pero siente la tibieza del sol en su mejilla derecha. Lo enfrenta y camina esquivando las puertas de los comercios recién abiertos y una mesa con sombrilla que el dueño del café al paso de la esquina ubica todos los días, a veces lejos, a veces cerca de la pared.
Gira a la derecha.
Los seis charcos de esta cuadra siempre se forman en el mismo lugar, y teniendo en cuenta qué tanto ha llovido la noche anterior, adivina lo ancho y lo profundo de cada uno de ellos. Para eso sirve el bastón, se puede saber qué tanto se le hundiría a uno el pie si pisara el barro.
En ese camino los aromas de frutas y cebolla le sirven de guía; ya se acerca la casa con el perro que se siente amenazado por el bastón metálico que golpea el piso. Al pasar frente a él finge que no le importa, pero luego ladra estrepitosamente, de tal modo que siempre le hiela la sangre. Lo sabe, pero no puede superarlo.
La voz robótica le lee sus emails. Un teclado en lenguaje táctil le facilita la escritura. Una impresora especial llena la hoja de papel de puntos de alto relieve.
Por el ruido de sus pasos, sabe quién se acerca y quien sale de la oficina.
Carla cambió de perfume, piensa.
Pura rutina. Siempre oscuro.
Su familia se va acostando en distintos horarios. Lo normal en cualquier familia. Él se queda un rato en silencio hasta que se duerme, no recuerda haber soñado alguna vez algo. ¿Con qué soñar? Sus oídos, su olfato y su tacto le brindan información. ¿Cómo lograr soñar algo con esa información? Quieto en su lecho repasa lo que leyó hoy en un spam, se dice que llega a la ciudad, que a media mañana se lo espera.
Al salir de su casa no gira a la derecha, sino que se dirige hacia la terminal. Lo sorprende, aunque debería haberlo imaginado, una multitud que también lo espera. Con su bastón no logra que le concedan alguna prioridad.
-¡Allí está! -grita alguien.
-¿Dónde, dónde? -grita otro.
-¡Allí, allí! -dicen a coro y se produce la corrida. Hay amontonamiento y apretujones. Alguien se cae y lo pisan. Nadie se detiene.
-¿Dónde está?  -Suplica a gritos.
-¿Dónde está? -repite, pues la reacción de la gente lo desorientó y no sabe hacia dónde dirigirse.
La oscuridad lo rodea, pero logra orientarse y también corre.
-¡A mí! -grita a todo pulmón- ¡Por favor, a mí!
Una mano de tenaza se cierra alrededor de su brazo y lo empuja hacia delante. Pierde su bastón. Choca contra un muro de personas que no le ceden con facilidad el paso. La mano firme lo empuja más adelante.
Y lo escucha.
-¿Qué quieres que te haga?
-¡Que reciba la vista! -gritó.
Y amaneció su primer día....
©2011Elbio Rubén Lezchik

30 comentarios:

Es bueno comunicarnos dijo...

Qué alegría y orgullo debe sentir ese suegro con éste homenaje. Entiendo de lo que habla el autor por eso me es doblemente emotivo.
Cariños.

Aníbal Jaisért dijo...

Fantásticas ambas entradas. La del hombre del campo, me recuerda, sin duda alguna a mi abuelo que, salvando los kilómetros que separan, tuvo un hacer y pensar similar. Un gusto leerlo.

Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

INTERESANTISIMA LECTURA. LA VERDAD ME AGRADA MUCHO.
UN ABRAZO

Ambrosía ignota dijo...

Hola

Siempre es bello ver al autor con versatilidad, pero sobre todo con la empatía de todo generó literario. Por lo pronto leerle ha sido un suspiro para el alma.

Jana la de la niebla dijo...

Me han gustado mucho los dos textos, tanto el dirigido al suegro (y qué poco se ve eso, cuando siempre parece que es obligación detestar y criticar a los padres de la persona amada) como el del ciego. Estupendos, enhorabuena.
Muchos besos.

Unknown dijo...

Precioso, poético, perfecto el final.
Muchas gracias por ofrecerme este texto que tuvo el poder de emocionarme. Saludos.
Maribelflores.

María Eugenia Rojas Alegría dijo...

Eduardo:

Mil gracias por visitarme y sobre todo por tu cometnario.

Cuanto amor sientes por tu amada y por ese gran hombre que describes tan exquisitamente, su padre, ojalá todos los hombres pudieran ser como esos, de esa casta, luchadores, trabajadores, amorosos, me recuerda tanto a mi papito Juan...

Un abrazo y feliz fin de semana.

Mau

Princesa115 dijo...

Maravillosos ambos.En primer lugar dar la enhorabuena al autor de tan bellas letras.
No sabría con cual quedarme, los dos tienen esa magia para engancharte.
Emotivo el primero por ese cariño profesado, el segundo una canto al invidente...con un final perfecto.

Un saludo
Gracias por la visita a mi blog

reptilio dijo...

se me antojo ir al campo y comer un rico asado

un abrazo hasta alla :D

ion-laos dijo...

Me han encantado las dos historias. Siempre la misma leyenda con el hombre de campo, que no sabe nada, cuando es al contrario, los ignorantes somos nosotros.

La segunda, cada uno va a lo suyo sin importarle el que está al lado. Amaneció sí, al lado de los ángeles...

Un saludo.

Anónimo dijo...

Maravillosa entrada, felicito al poeta, escritor ELBIO RUBEN LEZCHIK.
fue una delicia leerlo, me encantó su homenaje a su suegro.
Les dejo besitos, que Dios los bendiga y pasen un maravilloso fin de semana.

Gladys dijo...

Que bella entrada me encanto esa imagen del personaje arando la tierra muy hermoso el relato, es una delicia que bello homenaje para el suegro encantador escrito, mis más sinceras felicitaciones.
Abrazos y muchos cariños que dios les bendiga que tengan un hermoso domingo a sido un gran placer leer tan bello escrito.

Uno De Barba dijo...

Me he regocijado entre estas letras. Muy muy bueno

Saludos.

TORO SALVAJE dijo...

Felicidades para el autor.
Me han gustado mucho.

Saludos.

Midala dijo...

Precioso homenage a tu suegro!!!debe de estar orgulloso y sobre todo tú debes de estar orgulloso de tener un suegro como él. Siempre pensamos erroneamente,que la gente de campo es menos culta que la de la ciudad, cuándo muchas veces,ni a los talones les llegamos.Milll besoss y enhorabuena

Ricardo Miñana dijo...

Siempre me gusto el pueblo y el campo, me has hecho recordar mi niñez, muy bonito el homenaje a tu suegro.
me voy de vacaciones hasta primeros de Septiembre,
que tengas una feliz semana.
un abrazo.

Mina dijo...

Buenísimas entradas.
Un placer conocer tu espacio, y doy gracias por la visita que me has realizado.
Besos

Mabel dijo...

Me encanto el texto de el suegro, felicitaciones al autor, demuestra un gran reconocimiento hacia él.
Me gustó mucho leerlo.
Besos

Karras dijo...

Y fíjese que lo yernos no suelen alabar a los suegros, pero me pongo en la piel de estos y por muchas cosas que pasen tenemos que agradecerles siempre lo más grande. Nuestra pareja nuestra/o amada/o. Que menos.

P MPilaR dijo...

Muy interesantes las historis. Muy completo el blog
Saludos

omar enletrasarte dijo...

Dos buenos trabajos, saludos y felicitaciones.

Liliana dijo...

Bravo, me encanto, buen trabajo
Da gusto entrar en tu blog y leerte
Un abrazo

Liliana

hadama dijo...

bueno espero que mi llerno me aprecie tanto como tu al tu yo bonita entrada

Arwen★ dijo...

Me encanto el relato...sobrecogedor y muy autentico...y el poema es muy bello...un lindo homenaje...besitos...

Dejame que te cuente dijo...

bonitos relatos...¡¡
encantada de lelerte...


saludos...¡¡¡
:-)

Julio Dìaz-Escamilla dijo...

Felicitaciones a don Elbio Rubén Lezchik por su producción literaria, y a todos los escritores de Villa María, Córdoba, Argentina.
Un gran abrazo.

magdalenacontreras dijo...

Felicidades al autor Elbio Rubén Lezchik, me ha recordado a mi padre.
Gracias po su visita.
Saludos.

Mercedes Ridocci dijo...

La ternura y el orgullo que desprende este texto hacia el suegro me parece no solo poético sino también tan agradecido y humano que sencillamente me han emocionado.

Un abrazo
Mercedes

Prudencio Hernández Jr. dijo...

Buenos relatos
Saludos desde el sur

Lola dijo...

Hola, entradas fantásticas estas últimas. Hombre de honor que hace un homenaje de hombre honorable al padre de su amada, cosas que casi están olvidadas.
Bueno me ha encantado. Un abrazo.